3.4.10

Surcos ignorados, estudiados.

  Atardecer singular en mi lugar.








Recorrí puñados de playas
llegué a desistir cuando ni las gotas de sudor
surgían por mi sien.
Entonces, cuando la mirada se perdía en las arenas,
la cabeza no se aguantaba erguida,
todo lo vi.
Vi esos pies, mojados, cansados, hechos trizas. 
Me volví, todas esas huellas, miles de huellas hundidas en la arena.
Cada una de esas pisadas podía ser un sueño olvidado, un pensamiento superficial, un intento de arranque, una superación. Observé la ignorancia con que traté a cada esa parte de mi. 
Di media vuelta, regresé a las trazas, detenidamente escuché sus historias, las asimilé como pude, y llegué hasta la que no había borrado el paso del mar...


Y allí quedé alejada de todo y compactada a mi soledad hecha de los pasos que un día dejé atrás.


 El recelo por el surco borrado por el agua salada. Preparada para volver a empezar...





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