3.1.10

Miradas extrañas





Observándonos,
Observándome tras el frío y el cristal.
Llorándome.
Consuelos falsos e interesados.
Te susurran paraísos donde desierto yace.
La niña que les solloza ya piensa con madurez,
detecta la certeza, detecta el saber de una ausencia,
la realidad más profunda que el dolor.
Adineradas apariencias más allá de la felicidad
cegaron a los que te vieron crecer.
Ignorando todo tipo de júbilo que de algún sentimiento viniera.
Prescindiendo de tu querer.
Te expusieron a tipos acorazados con chaqués,
Sin expresión, no más que la de la arrogancia,
Sintiéndome en lo único privado que esa gente te había dejado: tu corazón, tu mente, tu ser.



Observándonos,
Observándote tras la fachada de las apariencias,
Deseándote.
Agarrando mi furia a la coherencia.
Siendo inútil y torpe a tu alcance,
alcance pospuesto por los que te rodean, nos alejan.
Me resisto a la idea de que tal vez todo quede como un recuerdo.
Pertenecemos a un mismo mundo de dos realidades.
La lucha no será en vano, mi sentimiento trepará como una hiedra superando los listones amontonados.
Sus miradas de grandeza no logran humillar mi honradez.
Lloro al amanecer, empiezo la jornada, mientras tu estas arropada entre sábanas,
No me ves.


Observándonos,
observando inquietos lo que se separa,
tal vez, que no debió suceder jamás,
vuelve todo a su lugar
vuelve este frío despertar,
ahora sediento del roce de tu pelo con mi piel.
Vuelven a caer firmes soldados enamorados,
Destrozados, amarrados a sus vidas,
diferentes, desconocidas.
Acechan cruces de miradas extrañas,
El amor no es amor, solo nuestra nostalgia.

Observándonos, destrozándonos, amándonos nos dijimos adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario