Revolotea fraternal,
a soplos mece la cuna,
las mariposas del amor
desde el comienzo saludan.
La picardía a la vez
que nuestra mente, crece,
se dilata, engrandece;
la adolescencia,
como el rayo en la noche
nuestra alma descubre,
enloquece.
Sien arrugada anuncia
a quien envejece,
latidos que se asientan,
poco a poco enmudecen;
el amor nos cuenta,
que fue joven y vivió a veces;
el corazón confiesa
la pasión lejana
y enrojece.
La vida que se acaba,
al amor no mata,
solo rejuvenece.
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